La Semana Santa, que se celebra en el primer cuarto del año, es uno de los períodos más significativos y espiritualmente intensos para los cristianos católicos en todo el mundo. Esta semana se dedica a conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, siendo el Viernes Santo el día que recuerda su crucifixión y el Domingo de Resurrección el que celebra su victoria sobre la muerte y su resurgimiento.
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos, que recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Los días que siguen incluyen el Jueves Santo, que conmemora la Última Cena y la institución de la Eucaristía, así como el Viernes Santo, día de la crucifixión. La semana culmina con el Domingo de Resurrección, momento central de la fe cristiana que celebra la resurrección de Jesús.
El catolicismo se destaca como una de las principales ramas del cristianismo, con más de 1.300 millones de adherentes a nivel mundial, lo que representa cerca del 17.7% de la población global. La distribución geográfica de los católicos abarca todos los continentes, con concentraciones significativas en América Latina, Europa, y partes de África y Asia.
Más allá de su significado espiritual, la Semana Santa impulsa la economía local en numerosas regiones a través del turismo religioso. Este periodo atrae a visitantes y peregrinos, generando ingresos por alojamiento, alimentación y actividades culturales. Las procesiones y eventos asociados no solo enriquecen la vida comunitaria, sino que también contribuyen al mantenimiento de tradiciones culturales y al fomento de la economía local.
La Semana Santa, por tanto, se erige no solo como un pilar de la fe católica, sino como un fenómeno que trasciende lo espiritual para impactar en lo social y económico, reafirmando su lugar como una tradición global de profunda resonancia colectiva.