La festividad de los reyes magos tiene sus raíces en los relatos bíblicos del Evangelio de Mateo, donde se menciona a unos sabios provenientes del Oriente que siguieron una estrella hasta Belén para adorar al recién nacido.
Este evento es conocido como la Epifanía, que significa "manifestación", y representa la revelación de Jesús como el Mesías a los no judíos.
De acuerdo con el relato evangélico, los magos ofrecieron tres regalos al niño: oro, incienso y mirra.
Cada uno tenía un significado especial en la tradición cristiana: el oro simbolizaba la realeza, el incienso era un tributo a su divinidad y la mirra representaba su humanidad y sufrimiento.
La figura de los reyes magos fue adoptada y transformada con el tiempo. En los primeros siglos del cristianismo, se les representaba como sabios o astrólogos de Persia o Babilonia, culturas avanzadas en conocimientos astronómicos.
Durante la Edad Media, se les asignaron nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar, y se les identificó con diferentes continentes, simbolizando la universalidad del mensaje cristiano.
La tradición de celebrar el día de reyes comenzó a difundirse en Europa durante la Edad Media, siendo incluida en las festividades navideñas.
En España y América Latina, la fecha se asocia con la entrega de regalos a los niños, una práctica inspirada en los presentes de los reyes magos.
En la actualidad, el día de reyes se celebra en varios países con desfiles, conocidos como cabalgatas, y con platos tradicionales como la rosca de reyes.
Este evento marca el final del período navideño en muchos lugares.