El mito detrás de lo orgánico
En una reciente edición de Wondering, una serie que busca resolver dudas a través de expertos en la materia, se abordó un tema de interés para muchos: ¿los alimentos orgánicos realmente son más saludables que los convencionales?
Robert Paarlberg, respetado asociado del Programa de Ciencias de la Sostenibilidad y autor de múltiples libros sobre el sector agroalimentario, fue consultado al respecto. A pesar de que cerca de la mitad de los habitantes de Estados Unidos incluyen en su dieta alimentos etiquetados como orgánicos, confiando en que son la opción más saludable, la ciencia sugiere una perspectiva diferente.
Una amplia revisión realizada en 2012 por la Universidad de Stanford analizó una vasta cantidad de investigaciones sobre el tema. Los hallazgos fueron claros: no se encontraron diferencias significativas entre los productos orgánicos y los tradicionales en términos de contenido nutricional o beneficios para la salud. Además, la preocupación sobre los residuos químicos en los alimentos parece estar superada.
En una encuesta de 2021 realizada por el USDA, se demostró que prácticamente todos los productos analizados tenían residuos de pesticidas por debajo de los límites establecidos por las autoridades sanitarias.
Una creencia común es que los productos orgánicos provienen mayoritariamente de pequeñas fincas locales. Sin embargo, la realidad indica que la producción orgánica, en su mayoría, tiene lugar en grandes granjas industriales.
De hecho, en 2014, se estimó que únicamente el 8% de las ventas orgánicas provenían de pequeños agricultores. Las corporaciones, como ConAgra y Kellogg, lideran la mayoría de las ventas orgánicas, y los mayores minoristas son gigantes como Walmart y Costco.
El uso de fertilizantes, específicamente los nitrogenados sintéticos, es esencial para los agricultores. Su contribución a la producción alimentaria es tan vital que se estima que sin ellos, un 40% de la producción adicional de alimentos requerida por la población actual no habría sido posible.
Aquí radica otro desafío de la producción orgánica: los rendimientos son menores y, para obtener la misma cantidad de alimentos, se necesita más tierra. Esto implica un mayor impacto ambiental, al tener que expandir las áreas de cultivo.
Por ende, mientras que la idea de lo "natural" nos puede sugerir que los productos orgánicos son superiores, es fundamental recurrir a la ciencia y a los datos para tener una perspectiva más amplia y fundamentada. Es un llamado a cuestionar nuestras suposiciones y a estar informados antes de tomar decisiones.
Fuente: Harvard