El año 2023 ha sido identificado como el más cálido en la historia de los registros climáticos, con una temperatura media global en la superficie que superó los niveles preindustriales en 1,45 °C. Este incremento de temperatura se acompaña de niveles récord en la concentración de gases de efecto invernadero, incluyendo el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso.
Las consecuencias de estos cambios climáticos son vastas y variadas, afectando tanto a ecosistemas marinos como terrestres. Durante el año, se observó que casi un tercio de la superficie oceánica estuvo expuesta a olas de calor marino, lo que tuvo un impacto negativo en los ecosistemas y en la seguridad alimentaria. Además, se reportó una pérdida sin precedentes de hielo en los glaciares observados y en la capa de hielo marino antártico.
A pesar de los desafíos, el informe destaca un notable crecimiento en la capacidad de energía renovable, que aumentó casi un 50%, alcanzando un total de 510 gigavatios. Este avance sugiere un movimiento positivo hacia la acción climática y la descarbonización.
La necesidad de sistemas de alerta temprana eficaces frente a peligros múltiples es crítica para mitigar el impacto de las catástrofes. La iniciativa Alerta Temprana para Todos busca establecer protección universal a través de estos sistemas para 2027. Paralelamente, los flujos de financiación climática global han visto un aumento significativo, aunque aún se requiere un incremento sustancial en las inversiones para alcanzar los objetivos de reducción de la temperatura global.
El costo de no tomar medidas efectivas frente al cambio climático se proyecta en 1266 billones de dólares entre 2025 y 2100, lo que subraya la urgencia de adoptar acciones climáticas inmediatas para evitar las peores consecuencias del calentamiento global. Este informe se presenta en un momento crucial, previo a la reunión ministerial sobre el clima de Copenhague, donde se busca impulsar la acción climática global.