La Relación entre el Descanso Nocturno y la Salud Cardiovascular
La vitalidad y el estado físico se entrelazan de formas que a menudo pasan desapercibidas. Un estudio reciente de la División Channing de Medicina en Red del Brigham and Women's Hospital ha desvelado una correlación intrigante: la cantidad de sueño y la predisposición a la hipertensión, centrándose específicamente en el género femenino.
A lo largo de dieciséis años, desde 2001 hasta 2017, los investigadores monitorizaron a 66,122 mujeres en el rango de edad de 25 a 42 años, todas integrantes del Estudio de Salud de Enfermeras II (NHS2). Al comienzo, ninguna de ellas mostraba síntomas de hipertensión.
Shahab Haghayegh, de la Facultad de Medicina Brigham and Harvard, lideró un equipo que recolectó datos detallados sobre las participantes, considerando aspectos como su biotipo, hábitos de vida, consumo alimenticio y antecedentes médicos.
Los datos arrojaron una tendencia clara: las mujeres que no lograban descansar entre siete y ocho horas por noche estaban en una posición vulnerable frente a la hipertensión. Del mismo modo, aquellas que experimentaban dificultades para empezar o mantener el sueño mostraban una inclinación más elevada hacia este trastorno de salud. Sorprendentemente, levantarse temprano no influía en este patrón de riesgo. Estos descubrimientos se mantuvieron firmes incluso después de ajustar por variables como hábitos de trabajo y ritmos biológicos.
El equipo de Haghayegh sugiere que aunque no se ha desentrañado completamente el vínculo entre el descanso y la hipertensión, las alteraciones del sueño podrían desencadenar respuestas en el organismo que aumenten el riesgo cardiovascular, como la elevación en los niveles de sodio o cambios en la dinámica arterial. Estas interrupciones en el ritmo circadiano también pueden impactar la regulación de nuestros sistemas circulatorios.
Es crucial mencionar que la investigación tuvo ciertos límites. El estudio se concentró predominantemente en mujeres, aunque se espera que futuras investigaciones se extiendan a otros géneros. Adicionalmente, la calidad del sueño solo fue evaluada en ciertos puntos del estudio.
Fuente: Harvard