En un desarrollo sin precedentes en el campo de la física cuántica, un equipo de investigadores ha logrado por primera vez la creación y manipulación de una nueva fase de materia conocida como orden topológico no abeliano. Este avance, liderado por el profesor Ashvin Vishwanath de la Universidad de Harvard en colaboración con científicos de la empresa Quantinuum, representa un paso significativo hacia la comprensión y aplicación de partículas cuánticas exóticas denominadas anyons no abelianos.
Los anyons no abelianos, que desafían la clasificación tradicional de partículas en bosones o fermiones, ofrecen propiedades únicas que los hacen candidatos ideales para la construcción de qubits más estables en computadoras cuánticas. A diferencia de los qubits convencionales, que son susceptibles a errores y disturbios, los anyons no abelianos tienen la capacidad de "recordar" su estado anterior, lo que los hace potencialmente revolucionarios para el procesamiento de información cuántica.
Utilizando el procesador cuántico H2 de Quantinuum, el equipo logró simular con éxito el comportamiento de estos anyons no abelianos dentro de una red de 27 iones atrapados. Mediante un enfoque innovador que incluyó mediciones parciales y específicas, los investigadores pudieron incrementar la complejidad de su sistema cuántico hasta reproducir las características deseadas de estas partículas.
Este logro no solo confirma la existencia teórica de los anyons no abelianos en un entorno bidimensional, sino que también destaca su potencial para mejorar significativamente la estabilidad y eficiencia de la computación cuántica. La habilidad de estos estados exóticos de la materia para realizar cálculos cuánticos con menor susceptibilidad al ruido abre nuevas avenidas para el desarrollo tecnológico futuro.
La investigación, que ha sido publicada en la revista Nature, marca un hito importante en la física cuántica, demostrando la posibilidad de explorar y utilizar partículas cuánticas complejas en aplicaciones prácticas. Este descubrimiento no solo enriquece nuestro entendimiento del universo a nivel cuántico, sino que también sienta las bases para avances significativos en la tecnología de computación cuántica.