El más reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha asignado un índice de 41,2 sobre 100 a la calidad del empleo en América Latina. Este análisis se lleva a cabo cada dos años y mide tanto la cantidad como la calidad del empleo en la región.
El índice muestra una notable diferencia entre hombres y mujeres en la región, con una brecha de 16 puntos a favor de los hombres. Los jóvenes también enfrentan desafíos significativos, con una brecha de 15 puntos en comparación con los adultos en términos de calidad de empleo.
Según el informe, aproximadamente 55% de los trabajadores en América Latina y el Caribe están empleados de manera informal, lo que significa que carecen de contratos formales y de cobertura de seguridad social. Además, tres de cada diez trabajadores no logran ingresos suficientes para superar el umbral de la pobreza.
El BID propone varias políticas para elevar la calidad del empleo. Entre ellas, se encuentra el desarrollo y fortalecimiento de habilidades en la fuerza laboral y la promoción de empleo formal mediante la reducción de costos asociados a la seguridad social.
La calidad del empleo ha mostrado un lento progreso desde 2010 y, según proyecciones actuales, alcanzar un índice de 70 podría tomar cerca de 48 años. La situación económica global, incluyendo la pandemia, ha influido en estos números, pero el informe indica una recuperación hacia 2022.