Expertos en medicina deportiva de Harvard afirman que correr puede ser una actividad que se prolongue durante toda la vida, aunque a veces puede estar acompañada de molestias. Es fundamental escuchar al cuerpo y atender las señales que este envía durante la actividad física, especialmente en las etapas avanzadas de la vida.
El análisis del dolor es crucial para los corredores que continúan su pasión en la vejez. Los especialistas destacan que algunos dolores pueden mejorar con el ejercicio, un fenómeno conocido como "efecto de calentamiento", lo cual generalmente indica una lesión menor.
Por otro lado, un dolor que se intensifica con la actividad puede sugerir un estrés acumulativo que podría requerir una evaluación más detallada.
Contrario al mito popular, investigaciones indican que correr no necesariamente es perjudicial para las articulaciones. De hecho, el ejercicio regular y la carga asociada con correr pueden llevar a adaptaciones positivas en músculos, tendones, huesos y articulaciones. El cartílago, por ejemplo, necesita de la carga para mantener su estructura y resistencia normales.
Es importante que los corredores mayores estén atentos a cómo el dolor puede afectar su biomecánica durante la carrera. Cambios en la forma de moverse pueden indicar necesidades de ajustes en el entrenamiento o en las estrategias de recuperación. La adaptación de la técnica para minimizar el impacto en las articulaciones afectadas es clave para mantener la actividad física sin exacerbaciones del dolor.