S&P Global Ratings ha revisado la perspectiva crediticia de Guatemala, cambiándola de "estable" a "positiva". La posible elevación de la calificación actual de "BB/B" está condicionada a la continuación de políticas macroeconómicas prudentes por parte del gobierno guatemalteco.
La decisión de mejorar la perspectiva se basa en un prolongado periodo de estabilidad macroeconómica y la habilidad del país para gestionar sus déficits fiscales de manera efectiva. Además, se destaca el bajo nivel de deuda neta del país, que se sitúa en aproximadamente el 16% del PIB en 2024, uno de los más bajos en América Latina.
Según la agencia, Guatemala ha mantenido políticas fiscales y monetarias prudentes, incluso frente a desafíos institucionales en curso. Estas políticas han contribuido a mantener la estabilidad económica y han fomentado la resiliencia frente a choques externos.
S&P proyecta un crecimiento económico real para Guatemala del 3,5% anual, impulsado por el consumo doméstico, la inversión privada y un contexto internacional favorable. Además, se anticipa que el gobierno actual pueda incrementar el gasto en infraestructura, lo que podría influir en la actividad económica futura sin comprometer la estabilidad macroeconómica del país.