Durante la temporada de resfriados y gripe, muchas personas experimentan un agravamiento de los síntomas respiratorios como la tos y la congestión nasal durante la noche. Expertos en salud han explicado que este fenómeno se debe a una combinación de factores biológicos y ambientales.
Uno de los principales factores involucrados es el ritmo circadiano, el reloj interno del cuerpo que regula los ciclos de sueño y vigilia. Este ritmo no solo prepara al cerebro para el descanso nocturno, sino que también activa ciertas células inmunitarias. Estas células, al buscar y combatir virus y bacterias, pueden causar inflamación e irritación en las vías respiratorias, empeorando los síntomas respiratorios por la noche.
Las hormonas, como el cortisol, que también siguen un ritmo circadiano, juegan un papel importante. Los niveles de cortisol son más altos por la mañana, ayudando a suprimir la inflamación durante el día. Sin embargo, a medida que estos niveles disminuyen por la noche, los síntomas como la tos y la congestión pueden intensificarse.
Otro factor es el goteo posnasal, que es la acumulación de mucosidad en la parte posterior de la garganta. Durante el día, la gravedad ayuda a drenar esta mucosidad cuando se está erguido y en movimiento. Pero por la noche, al estar acostado, la mucosidad puede acumularse y provocar tos.
Las condiciones ambientales de la habitación, como el aire seco, también pueden irritar las vías respiratorias y agravar la tos nocturna. Además, condiciones como alergias, asma y reflujo gastrointestinal pueden empeorar los síntomas respiratorios por la noche.
En la mayoría de los casos, la tos nocturna relacionada con un resfriado común debería aliviarse en cinco a siete días. Si la tos persiste más de tres semanas, se recomienda consultar a un médico para descartar otras causas.