Un reciente estudio de PricewaterhouseCoopers LLP señala que para el año 2050, más del 50% de las minas de cobre globales se encontrarán en áreas con alto riesgo de sequía. Este riesgo es considerado significativo, alto o extremo, incluso bajo un escenario optimista con bajas emisiones de gases efecto invernadero.
El precio del cobre ha experimentado un aumento significativo, superando los USD 10,000 por tonelada métrica en los últimos meses. Este incremento está relacionado con la creciente demanda de cobre para aplicaciones como vehículos eléctricos, infraestructura de redes y centros de datos. La dificultad y el costo de explotar nuevos yacimientos, junto con el creciente escrutinio sobre aspectos ambientales y sociales, están influyendo en el panorama de inversión en la minería.
Las perturbaciones relacionadas con el clima, como sequías, añaden una capa adicional de riesgo al suministro de cobre. En Zambia, por ejemplo, la escasez de agua ha llevado a restricciones en el suministro de energía para las minas, afectando la producción. En Chile, la escasez de agua ha limitado la producción de cobre durante varios años, a pesar de las inversiones en tecnologías para utilizar agua de mar en los procesos mineros.
Bloomberg