Moody's Ratings ha elevado las calificaciones de emisor a largo plazo y de bonos senior no garantizados del Gobierno de Paraguay a Baa3 desde Ba1, y ha cambiado la perspectiva a estable desde positiva.
La mejora en las calificaciones de Paraguay refleja una combinación de factores.
Uno de los principales es el crecimiento económico robusto y sostenido del país, acompañado de una mayor resistencia a los shocks económicos. Además, Moody's destaca un historial de reformas institucionales que ha mejorado la fortaleza institucional y de gobernanza de Paraguay.
Estas reformas han sido implementadas por sucesivos gobiernos, quienes han seguido estrategias de diversificación económica e inversión pública en infraestructura.
La inversión en infraestructura ha sido un factor clave para aliviar los cuellos de botella en el transporte, lo que ha respaldado el flujo continuo de inversión privada en sectores no tradicionales como la manufactura ligera, la silvicultura y la energía limpia.
Moody's señala que la inversión en infraestructura está aliviando estos cuellos de botella, lo que apoyará el continuo y sólido flujo de inversión privada.
La perspectiva estable se basa en las expectativas de que el crecimiento económico se mantendrá sólido, respaldado por la inversión pública y privada en proyectos de infraestructura clave.
Moody's espera que el gobierno de Paraguay preserve su fortaleza fiscal, con esfuerzos continuos para reducir la proporción de la deuda en moneda extranjera, lo que mitigará los riesgos cambiarios.
Aunque es probable que una parte significativa de la deuda pública permanezca en moneda extranjera en el futuro previsible, la proporción de deuda en moneda local ha aumentado, alcanzando el 16% en abril de 2024.
La economía paraguaya ha demostrado una mayor resiliencia frente a diversos shocks, incluidos los efectos de la sequía y la pandemia.
En 2020, la economía de Paraguay se contrajo solo un 0,6%, menos que sus pares regionales, y se recuperó rápidamente en 2021.
Aunque en 2022 el crecimiento experimentó otro shock debido a la sequía, la economía no se contrajo como en episodios anteriores.
Las políticas anticíclicas y la focalización de la inversión pública en infraestructura han jugado un papel importante en la mitigación de estos impactos.
Durante la última década, Paraguay ha seguido una senda de diversificación económica que ha aumentado su resistencia a los shocks, reduciendo la volatilidad del crecimiento económico.
Los sectores de la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica siguen desempeñando un papel clave, pero el país ha diversificado su economía atrayendo inversiones en sectores no tradicionales.
El crecimiento del sector manufacturero ligero y el aumento del valor añadido en la producción agrícola son ejemplos de esta diversificación.
Moody's proyecta un crecimiento promedio del PIB de alrededor del 3,5% en los próximos años, en línea con el crecimiento potencial de Paraguay.
La agencia considera que hay un potencial de crecimiento adicional una vez que los grandes proyectos de inversión extranjera directa (IED), como los de la silvicultura y los fertilizantes verdes, generen efectos indirectos positivos.
Los sucesivos gobiernos han priorizado las reformas institucionales para fortalecer la efectividad de la política fiscal y las instituciones públicas.
Estas reformas han incluido la aprobación de una nueva ley de contratación pública y la creación de un organismo unificado que combina la administración de ingresos internos y las aduanas.
Estas medidas han mejorado la eficacia y eficiencia de la implementación de políticas públicas y han fortalecido el control de la corrupción.
La perspectiva estable reflejada por Moody's se basa en la expectativa de que Paraguay mantendrá su crecimiento económico y continuará atrayendo inversiones en infraestructura crítica.
También se considera la continuidad en la implementación de reformas institucionales y en el control de la corrupción, elementos clave para consolidar la fortaleza institucional del país.
Además, se espera que el gobierno preserve la fortaleza fiscal y que los esfuerzos en curso para reducir la proporción de la deuda en moneda extranjera mitiguen los riesgos cambiarios.
El informe de Moody's también aborda las consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
Paraguay tiene un puntaje de impacto crediticio ESG de CIS-3, lo que refleja políticas macroeconómicas y fiscales efectivas y un perfil de gobernanza moderadamente sólido.
Los riesgos sociales están impulsados por deficiencias en la educación y la productividad laboral, así como por algunas deficiencias en el acceso a servicios básicos.
La exposición a riesgos ambientales está impulsada por las perturbaciones climáticas y la dependencia de la agricultura.
Moody's ha elevado los techos de Paraguay en dos escalones, situando el techo del país en moneda local cuatro escalones por encima de la calificación soberana en Baa1 a A2.
Esto refleja el sólido crecimiento de la economía, los sólidos fundamentos macroeconómicos y la resistencia a las perturbaciones.
El límite máximo de los países en moneda extranjera se sitúa un escalón por debajo del límite máximo en moneda local en A3 desde Baa2.
El informe señala que alrededor del 45% de la deuda denominada en moneda extranjera se debe a los bancos multilaterales de desarrollo, lo que reduce significativamente el riesgo de refinanciamiento.
Sin embargo, la exposición al riesgo cambiario sigue siendo una fuente de vulnerabilidad. Moody's espera que la carga de la deuda como porcentaje del PIB se mantenga en torno al 40%, muy por debajo de sus pares con calificación Baa3, aunque la relación deuda-ingresos está en línea con la calificación soberana debido a la estrecha base de ingresos de Paraguay.