China continúa diversificando sus fuentes de suministro de productos agrícolas como parte de una estrategia para reducir la dependencia de proveedores tradicionales y fortalecer su seguridad alimentaria.
Esta iniciativa ha llevado a representantes chinos a establecer acuerdos con nuevos mercados en América Latina, África y el sudeste asiático.
La reconfiguración del comercio agrícola ha generado un incremento en las exportaciones de países de América Latina hacia China.
Brasil ha ampliado su participación en el mercado de maíz y soja, mientras que otros países han comenzado a abastecer al país asiático con productos como carne y aceites comestibles.
En Bolivia, por ejemplo, el sector ganadero ha establecido acuerdos con China, mientras que Uruguay ha logrado reanudar la exportación de cordero.
También se han registrado permisos para el ingreso de carne de cerdo desde Rusia y pollo desde Tailandia.
El continente africano ha ganado protagonismo en el comercio con China, pasando de ser un proveedor de minerales y combustibles a exportar productos agrícolas como aguacates, miel y cordero.
En los últimos años, países como Sudáfrica, Zimbabue y Tanzania han incrementado sus envíos a China, impulsados por la demanda de una clase media en crecimiento.
Además, la necesidad de diversificar el suministro de frutos secos ha llevado a China a establecer acuerdos con productores africanos de nueces de macadamia y anacardos.
Las importaciones de productos del sudeste asiático también han aumentado. En Vietnam, la producción de langosta ha crecido significativamente tras la suspensión temporal de las importaciones de este producto desde Australia.
Actualmente, Vietnam se ha convertido en el principal proveedor de langosta para el mercado chino.