De acuerdo con datos del Consejo Mundial del Oro (World Gold Council) y estimaciones difundidas por entidades financieras internacionales, el precio del oro mostró una tendencia ascendente desde noviembre de 2024 hasta abril de 2025.
Durante ese periodo, el valor del metal aumentó desde niveles cercanos a USD 2.600 por onza hasta alcanzar un máximo intradiario superior a USD 3.500, con un cierre reciente por debajo de USD 3.400.
El comportamiento fue paralelo a caídas en los mercados bursátiles, lo que suele impulsar el interés por activos no correlacionados con el ciclo financiero.
Entre las variables que incidieron en el repunte se destacan el regreso de medidas arancelarias entre potencias comerciales, la persistencia de tensiones geopolíticas y un contexto económico global con señales de desaceleración.
En el primer trimestre del año, los bancos centrales adquirieron más de 290 toneladas de oro, según el World Gold Council.
Se trata del mayor volumen registrado para un primer trimestre desde que se tiene registro. Estas compras fueron impulsadas principalmente por economías emergentes que buscan diversificar reservas frente a un dólar volátil.
La evolución reciente también está influenciada por la incertidumbre en torno a la política de tasas en Estados Unidos.
A pesar de que la inflación ha mostrado cierta moderación, la introducción de nuevos aranceles podría generar presiones inflacionarias adicionales.
Este escenario limita las posibilidades de recortes en los tipos de interés en el corto plazo.
La combinación de políticas fiscales, condiciones monetarias y eventos externos eleva la demanda por oro como instrumento de cobertura frente a riesgos económicos.
Informes de entidades financieras prevén que el precio del oro podría cerrar 2025 en torno a los USD 3.700 por onza.
En un escenario más adverso, vinculado a una posible recesión en la economía estadounidense, el valor del metal podría alcanzar los USD 4.500 por onza hacia fines de año.