Los precios al consumidor en Brasil registraron un aumento en septiembre, alcanzando una tasa de 4,42% en comparación con el mismo mes del año anterior, según datos oficiales publicados el miércoles.
Este incremento estuvo en línea con las proyecciones de economistas, que estimaban un aumento del 4,44%.
Una de las principales razones detrás del aumento inflacionario fue el impacto de una sequía histórica que ha elevado los costos de la electricidad, dado que alrededor de dos tercios del suministro eléctrico de Brasil proviene de la energía hidroeléctrica.
Esta situación ha resultado en un incremento adicional de las tarifas eléctricas desde septiembre, con previsiones de que seguirán subiendo en octubre ante la falta de lluvias.
El sector de la vivienda se vio afectado por el incremento de las facturas de electricidad, lo que provocó una subida del 1,8% en los costos de este rubro.
Al mismo tiempo, los precios de alimentos y bebidas también se elevaron un 0,5%, debido a que la sequía perjudicó cultivos clave como los de naranjas y café.
Por otro lado, se observó una caída del 0,31% en los precios de bienes personales, lo que contrastó con el comportamiento de otros sectores.
El Banco Central de Brasil inició en septiembre un ciclo de endurecimiento de la política monetaria para enfrentar la presión inflacionaria.
El ajuste de un cuarto de punto en las tasas de interés busca moderar el crecimiento de los precios.
No obstante, los analistas esperan que las tasas continúen subiendo, lo que contrasta con las medidas adoptadas por otras economías de la región.
El crecimiento económico de Brasil ha sido más robusto de lo esperado durante este año, impulsado por un mercado laboral activo y un mayor gasto público.
Sin embargo, la inflación anual sigue superando el objetivo del 3% establecido por el Banco Central, lo que mantiene la incertidumbre en los mercados respecto a las próximas decisiones en materia de política monetaria.