El pontificado iniciado en 2013 incorporó diversas modificaciones dentro del Vaticano, abarcando aspectos estructurales, normativos, financieros y pastorales.
Según informes recopilados por medios internacionales y agencias vaticanas, estos cambios apuntaron a redefinir funciones y modernizar procesos dentro de la Iglesia Católica.
Uno de los principales cambios fue la promulgación de una nueva constitución apostólica que reorganizó la Curia Romana.
Esta reforma permitió que laicos, incluyendo mujeres, pudieran ocupar cargos de dirección en los dicasterios del Vaticano.
Se promovió una mayor descentralización en las decisiones, brindando autonomía a las conferencias episcopales locales y estableciendo criterios para que el gobierno eclesiástico se oriente más al servicio que al poder institucional.
En el ámbito jurídico, se simplificaron los procedimientos para la nulidad matrimonial. Se establecieron nuevas normas que permiten a los obispos actuar como jueces en casos evidentes y se promovió la gratuidad de los procesos.
También se aprobaron normativas que obligan a denunciar casos de abusos sexuales dentro del clero, incluyendo protocolos para la protección de denunciantes y la supresión del secreto pontificio en estos casos.
La gestión económica también fue objeto de reformas. Durante el período analizado, se implementaron medidas para aumentar la transparencia financiera, incluyendo auditorías en el Instituto para las Obras de Religión y el establecimiento de un nuevo sistema de control sobre inversiones y contratos.
Se clausuraron miles de cuentas bancarias irregulares y se crearon organismos específicos para supervisar el cumplimiento de normas anticorrupción.
El papado desarrolló una agenda diplomática que priorizó el acercamiento a regiones tradicionalmente menos centralizadas en el mapa de influencia católica.
Se realizaron visitas oficiales a países de África, Asia y Europa del Este, y se promovieron acuerdos bilaterales con gobiernos y otras confesiones religiosas.
Entre los hitos diplomáticos se destacan encuentros con líderes islámicos, visitas a zonas de conflicto y acciones de mediación entre países.
Durante este periodo, se designaron mujeres en posiciones de responsabilidad dentro del Vaticano, en áreas como comunicación, desarrollo humano y administración general.
Se amplió la posibilidad de que religiosas y laicas asuman cargos antes reservados exclusivamente a miembros del clero, lo que representó una novedad en la historia institucional de la Santa Sede.
El enfoque pastoral incluyó posicionamientos sobre temas como migración, medio ambiente y acompañamiento a personas en situaciones no contempladas anteriormente por la doctrina tradicional.
Se introdujeron aperturas en torno a las bendiciones a parejas del mismo sexo, aclarando su diferencia respecto al sacramento del matrimonio.